La expectación era máxima en La Croissete la tarde de este miércoles por ver a las estrellas desfilando en el segundo día del Festival de Cannes. Pero entre todos los asistentes, había una persona a la que se esperaba con especial interés: Tom Cruise. El actor de Hollywood ha vuelto al certamen tres años después arrasar en la alfombra roja para el estreno mundial de Misión Imposible: El Ajuste de Cuentas, la nueva entrega de esta saga sin la que es imposible entender su carrera. El intérprete no ha defraudado y ha protagonizado numerosos momentazos antes de acceder al Gran Teatro Lumière para la proyección de la película, pero al verle, todos se han hecho la misma pregunta.
Tom Cruise ha desatado la locura. Desde que ha puesto un pie en la glamurosa red carpet, cada paso ha sido inmortalizado por los cientos de fotógrafos que cubren el evento. Con vítores, aplausos y flashes como banda sonrosa del momento, el actor de sonrisa permanente no ha dejado de saludar con la mano. Hacia un lado y hacia otro, porque ha estado pendiente de cada rincón. Sabe que el público es clave en su carrera y se ha volcado en sus seguidores, porque es especialista en darles lo que piden, dentro y fuera de la gran pantalla. Antes de adentrarse en el teatro, ha hecho con las manos un corazón y se ha llevado la mano derecha al pecho en símbolo de agradecimiento.
Ha estado una hora en la alfombra roja y estaba tan pletórico que parecía desear que no acabara nunca. No es, ni mucho menos, su debut en un acto de estas características, pero a Tom Cruise se le ha visto disfrutar especialmente de esta aparición. Quizá lo ha vivido con intensidad porque esta podría ser la despedida de 'Misión Imposible'. El actor estaba entregado al público y también al equipo con el que ha trabajado duro durante meses. Con sus compañeros se ha estado haciendo selfies, divertidas fotos grupales a las que se han sumado Greg Tarzan Davis, Hayley Atwell, Pom Klementieff y Simon Pegg.